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DOLORES EN LOS MIEMBROS INFERIORES DE LOS NIÑOS DE PREDOMINIO NOCTURNO

Muchos niños sobre todo a partir de los tres años y en la adolescencia presentan dolor en los muslos o en la cara interna de las piernas, el cual aparece espontáneamente y de manera habitual en las primeras horas de la noche y más raramente en la madrugada, sin desencadenantes aparentes y a veces es tan intenso que provoca el llanto.
Esta sintomatología, que ocurre en la mayoría de los casos después que el niño ha tenido un día de actividad intensa (una fiesta con colchones para brincar, actividad deportiva, o visita a un parque), es lo que los antiguos ortopedistas llamaban “dolores del crecimiento” término atribuido a Du Champ, en Francia en una publicación en 1823 y mantenido con los estudios de Namkeys y Apple en Inglaterra los cuales apuntaban a que las molestias tendían a disminuir sustancialmente al acercarse el paciente a la edad adulta y cesar el crecimiento.
DOLORES DE CRECIMIENTO es un término confuso y nebuloso, pues el crecimiento pondo-estatural de los niños es un proceso fisiológico que no genera dolor.
Una explicación para estas molestias puede explicarse por el ciclo de Cori, cuyo esquema se anexa:  
                                                              
Normalmente el organismo para todos los procesos energéticos la demanda de glucosa la proporciona el hígado; la mayor tasa de crecimiento infantil ocurre durante la noche, si por alguna razón el niño tuvo mucha actividad en el día, ¿qué pasa en la noche? El cuerpo por razones metabólicas puede echar mano del glucógeno muscular y convertirlo en glucosa para sustituir la que proviene del hígado y enviarlo a la sangre para que sirva como energía para el crecimiento. Pero en este proceso se produce un metabolito llamado ACIDO LACTICO, el cual se acumula en el músculo y es un mediador del dolor.
Ojo, NO TODO ES DOLOR DE CRECIMIENTO… El médico no debe diagnosticar cualquier dolor nocturno como dolor de crecimiento, primero tiene que investigar los antecedentes familiares, y personales del paciente y practicarle los exámenes necesarios para descartar otras patologías antes de concluir que se trata de un dolor nocturno de miembros inferiores.
Los Padres,
Deben tranquilizar al niño, aplicar calor local con una fomentera o paño seco previamente planchado. Pueden administrarse analgésicos a las dosis recomendadas según el peso. Si el dolor persiste, evitar el masaje, pues este procedimiento causa dependencia psicológica y el niño cuando se sienta sólo acudirá al dolor de los miembros para sentir la compañía de sus padres.
En todo caso todo dolor o síntoma que se prolongue o repita frecuentemente debe ser evaluado por el pediatra.

Dr. Arturo Morales Díaz
ORTOPEDIA
Traumatología Infantil

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